Un aroma, tu aroma
Podría renunciar al oro, a la gloria, a esos días que no conocen tu nombre, por el simple privilegio de oler tu piel cada día, cada noche, por toda la vida.
Hay aromas que son mucho más, son puertas secretas a los recuerdos, refugios invisibles que te arropan infinitamente más que cualquier abrigo en un gélido invierno.
Tu piel, con ese color único, es mi hogar, es ese rincón sin paredes, sin techo, –pero sólido– más sólido que cualquier cimiento.
Podría viajar lugares insólitos, conocer cualquier idioma o gobernar imperios, y nada sería relevante, nada tendría significado si tu cercanía me fuese arrebatada, si al cerrar mis ojos no pudiese sentir el susurro envolvente de tu esencia.
El aroma de tu piel es el mismo que el que emana del amor más sincero, el mismo del deseo compartido, aquel en donde el tiempo se detiene y solamente estamos tu y yo.
Podría renunciar a todo por ese breve instante, eterno, ese ínfimo momento en que –junto a ti– solamente respiro.
Nada más que eso, respirar.
Y entonces sería innecesario el arte, el mar, las tristes melodías, pues todo palidece ante la posibilidad de oler tu piel una vez más.
Es la mezcla de tu risa, de tu historia, de la manera en que te mueves por la vida.
Es salvaje y dulce.
Es calma y es vértigo.
Dejarlo todo por algo tan etéreo ¿Que locura verdad?
Ese aroma embriagador me devuelve la fe cuando a mi alrededor todo parece desmoronarse, me susurra que todo va a estar bien en medio del caos porque tú estás, porque existes, porque tu piel roza mi piel.
No son necesarios títulos o aplausos, riquezas o reconocimientos, me basta un rincón contigo y el privilegio de soñar con mi cara perdida entre tus hombros.
Prefiero el lujo que supone despertarme y saber que tu esencia aun vive en esa almohada compartida.
Y si he de explicarlo solamente diré que renuncié a todo por un aroma, uno que huele a ti, que se respira, uno que –cada vez que me acerco– me recuerda que lo tengo todo, aunque lo haya dejado todo atrás.
Renunciaría a todo por poder oler tu piel toda la vida.