Cuando nuestra vida se tuerce solemos refugiarnos en el ayer y pensar que nada volverá a ser lo mismo.
Y básicamente es verdad, nada volverá a ser lo mismo.
Todo aquello que comenzó, que se gestó, en una pequeña isla del archipiélago canario ha saltado por los aires.
Hoy volvemos a estar aquí, en La Graciosa, cerrando el círculo.
Un círculo virtuoso al que no hay nada que objetar, recuerdos que me acompañarán toda la vida y vivencias de las que extraer lecciones de vida que compartir con la familia y los amigos cuando venga al caso, sin melancolía.
Se cierra aquí y en este momento un capítulo de ese libro que llamamos vida, hasta ahora el capítulo más importante y aunque hemos de afrontar nuevos retos, arriesgar nuevas amistades, aprender nuevas formas de avanzar, siempre tendremos ese rincón de nuestro corazón en donde atesoramos todos esos recuerdos y vivencias eternas.
Como bien nos recuerda Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.”
Ahora se nos presenta una nueva vida llena de nuevas preguntas e incógnitas a las que dar respuesta, y así una y otra vez en un círculo de vida que en algún momento tendrá también su final.
En este libro tan personal que todos llevamos bajo el brazo tendremos capítulos tristes, capítulos de extrema felicidad –como este que cierro ahora– capítulos excitantes, pero has de saber que siempre tienes que estar dispuesto a “escribir-vivir” el siguiente capítulo, tomar decisiones –a veces arriesgadas– sin que te coarte lo que los bien pensantes puedan decir de ti.
Solo en los momentos en que te conduzcas con absoluta libertad podrás ser feliz, normalmente esto solo ocurre en nuestros mas ambiciosos sueños, trasladarlo a nuestra vida, a nuestro día a día es un reto magnífico y digno de ser afrontado.
La vida puede depararnos muchas alegrías, solo hay que estar atento a lo que se desarrolla a tu alrededor y aprovechar el momento (Carpe Diem).
Porque como también nos recuerda Cortázar: “La vida es como una sala de espera , de repente abren la puerta, y te dicen: ¡Su turno!”