Aceptar y disfrutar

Tenemos que aprender a disfrutar.

No sabemos recrearnos con los pequeños detalles que nos brinda nuestro día a día.

Para ser feliz no se necesita realizar un fenomenal viaje al otro lado del mundo, siempre puede ser igualmente gratificante compartir una velada con alguien ante una copa de buen vino.

Así mismo aceptarnos y aceptar lo que nos ocurra sin caer en la resignación es un buen ejercicio para seguir adelante, aceptando los procesos que se desencadenan en nuestra vida.

El ritmo –a menudo trepidante– de nuestra vida diaria nos lleva muchas veces a zanjar una conversación o una propuesta de alguien con un “no tengo tiempo”.

¿Es realmente cierta esta afirmación?

¿Realmente no tenemos tiempo?

Mas bien –me parece a mi– dejamos discurrir nuestra vida por la rutina de nuestras particulares listas de actividades diarias sin pararnos a pensar.

Si nos detenemos un momento y analizamos nuestro día a día seguramente encontraríamos que tenemos mas tiempo del que parece.

Si hoy se nos ha pasado poner una lavadora, ¿que pasa? Nada.

¿Realmente es tan importante acabar con la lista de tareas diaria?

Tenemos que ocuparnos mas de las relaciones y menos de las cosas, mas de nuestro desarrollo personal y nuestra vida emocional, y menos de –solamente– hacer cosas.

Aprender a disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, como un buen libro, una caminata en la naturaleza o una conversación con un amigo, te ubica en la senda correcta para encontrar la felicidad y satisfacción en tu vida diaria.

Además, aprender a disfrutar nos ayudará a lidiar con los momentos difíciles de la vida, como la soledad, la pérdida o la ansiedad.

Cuando te enfocas en lo que te hace feliz y en lo que disfrutas, es más fácil superar los obstáculos y seguir adelante.

Aprender a disfrutar es una habilidad importante para vivir una vida plena y feliz.