Somos como nos quiere la mayoría.
Somos arrastrados sin piedad al menor descuido.
Somos zarandeados por el libro de “estilo” de la sociedad.
Somos uniformados, acallados, amordazados.
Somos adiestrados en el engaño y la picaresca.
Somos –desde niños– conducidos, sumisos.
La vida, debería ser pura locura.
Deberíamos ser mas locos.
Deberíamos saber cuando despeinarnos.
Deberíamos enfrentar ese “arcaico” libro de estilo social.
Deberíamos adiestrarnos en la sinceridad.
Deberíamos rebelarnos cada día.
Pero como?
No es difícil hacerlo.
Requiere valentía, coraje, atrevimiento.
Requiere claridad de ideas.
Requiere amor propio.
Requiere enfrentar el miedo a ser “diferente”.
Requiere ser “uno mismo” y afrontar las consecuencias.
Seamos locos al menos una vez en la vida o,… toda la vida.