Que volvamos a vernos

Nuestra rutina diaria está plagada de “hasta luego”, “ciao”, “nos hablamos” y muchas mas fórmulas que repetimos sin realmente prestar demasiada atención y sin dar importancia a algo que realmente la tiene –y mucha– como es una despedida.

Nunca somos conscientes de que muchas de estas despedidas no volverán a repetirse nunca más.

Vamos dejando por el camino viejos amigos y coleccionando recuerdos.

Vivimos en un ritmo frenético que no nos permite charlar con calma y compartir vivencias, sentimientos o deseos.

Además de esa sensación de que para todo nos falta tiempo, estamos convencidos –aunque sea inconscientemente– de que siempre estaremos aquí, de que siempre habrá otra oportunidad para esa charla para la que ayer no teníamos tiempo.

Y en muchas ocasiones –demasiadas– esas conversaciones pendientes nunca tendrán lugar, nunca llegarán a suceder porque habrá ocurrido algo que lo impide, a veces temporalmente pero en algunas ocasiones será definitivo.

Cada saludo, cada despedida, cada abrazo es un momento único que debe ser vivido con intensidad.

En este intenso día a día que nos envuelve hemos perdido de vista la realidad, esa realidad que nos hacía humanos y nos hemos vuelto mas mecánicos, mas autómatas por decirlo de alguna manera.

Vamos de aquí para allá empujados por una irrefrenable urgencia que no nos permite relacionarnos con la serenidad necesaria con nuestros amigos, compañeros, parejas, etc.

Seamos mas conscientes de lo valioso que es cada momento que compartimos con nuestros amigos y lo importante que debe ser no dejar ciertas cosas “para mañana” porque nunca sabemos si ese mañana llegará a existir.

Hay tiempo para todo, para la risa, para la fiesta, para el trabajo, para las relaciones, para aliviar a alguien en un mal momento.

No hay nada mas importante que el tiempo que nos dedicamos a nosotros mismos y nuestro entorno, pues –aun siendo importantes– en nuestros quehaceres diarios muy pocas cosas hay que sean realmente urgentes.

Esta podría ser una magnifica forma de despedirnos.

¡Que volvamos a vernos!