Solamente un minuto
Todo por un minuto, a veces lo daríamos todo por un minuto compartido.
El tiempo –fugaz– por momentos se vuelve eterno en un solo minuto de felicidad.
Ese minuto puede valer una eternidad pues en él podemos condensar la fuerza de mil recuerdos, la dulzura de una deseada caricia o la emoción de un beso esperado.
Esos sesenta segundos pueden ser el resultado de la súplica de un amante desesperado ante la inminencia de la despedida.
Un breve encuentro con alguien especial, una última mirada a cambio de “todo”.
Un solo minuto puede parecernos insignificante pero en algunos momentos estaríamos dispuestos a arriesgarlo todo por ese último minuto.
Ese último minuto –fugaz– nos recuerda lo efímero que resulta el tiempo, el momento que vivimos y la importancia de valorar cada instante, la importancia de no perder un solo minuto de nuestra vida.
La vida es urgente.
La música, a menudo da cuenta de la urgencia del tiempo y de la también acuciante necesidad de aprovechar cada décima de segundo al lado de la persona amada.
Desencuentros, equívocos, errores, indecisiones, cuantas situaciones no podríamos resolver si dispusiésemos de ese minuto de gracia.
Todo por un minuto es una llamada imperativa a reflexionar sobre nuestras prioridades.
La rutina, nuestra forma de vida nos llevan a olvidar que solamente un minuto de dedicación, un solo minuto puede marcar la diferencia en la vida de alguien cercano.
Todo por un minuto contigo nos recuerda la potente intensidad de nuestros sentimientos.
Si alguien es realmente importante en nuestras vidas no medidos el tiempo en días ni en horas, sino en momentos.
Si un solo minuto puede llenarnos de felicidad quizá valga la pena darlo todo por ese minuto… contigo.
P.D.: El tiempo está en peligro.