Servidor público
La Administración Pública así, en abstracto, asusta.
Enseguida se nos viene a la cabeza un sinfín de personas afanadas en la cumplimentación de impresos –que se nos antojan verdaderos jeroglíficos– o en el peor de los casos, un muro que se levanta ante nosotros –infranqueable– y que limita o retrasa la resolución de nuestros trámites.
La Administración Pública ni debe asustar, ni debe considerarse como un obstáculo al que vencer.
Quizás el dar pábulo a esta última consideración –obstáculo a vencer– nos lleva a enfrentar nuestra relación con la Administración como una prueba de astucia intentando llegar a la resolución de nuestros deseos por medio de argucias o caminos no del todo legales.
Creo realmente que todo es mucho más sencillo de lo que queremos ver o admitir pues básicamente la Administración se compone de "Servidores Públicos".
El Servidor Público es toda persona miembro de una corporación pública, es decir, los políticos, los funcionarios y en general todos los empleados públicos.
Pero la Administración es mucho más que esto, las infraestructuras que dan cobijo a toda esta actividad es un factor importante para la efectividad y calidad del servicio que se presta y no podemos olvidarnos de los medios materiales de los que se dispone para realizar el trabajo.
El servicio que puede prestar la Administración Pública se sustenta en tres, mejor dicho en cuatro grandes pilares fundamentales: las infraestructuras, los medios materiales, los recursos humanos y el respeto.
Siendo estos cuatro pilares fundamentales, personalmente creo que las personas que prestan el servicio público –sean funcionarios, políticos o empleados públicos– son lo más importante y preciado en esta ecuación.
Llegados a este punto cobran una importancia capital las relaciones humanas
Pues estas nos permiten aumentar el buen entendimiento entre los equipos de trabajo a través de una comunicación eficaz considerando las diferencias individuales, generando relaciones satisfactorias y alcanzar la realización y felicidad del individuo creando un ambiente armonioso de trabajo.
Las empresas que siguen este modelo suelen ser más competitivas, es aquí donde es necesario que el Departamento de Recursos Humanos fije y trace metas para garantizar que estas condiciones se den.
Por esto las relaciones entre los distintos actores han de estar regidas por el respeto –ese pilar no puede faltar– nunca ha de primar el enfrentamiento, el señalamiento, la purga o el favoritismo.
Ejercer una eficaz política de recursos y relaciones humanas sería fundamental para resolver las carencias que podamos estar sufriendo en los ámbitos de las infraestructuras o la escasez de medios.
Este último factor –el respeto– también debe aplicar por parte del ciudadano que se acerca a realizar sus trámites pues ha de saber de antemano que la "persona" que le atiende está para ayudarle y esa siempre es su actitud, siempre.