Todos tenemos cerca algún lugar único y maravilloso –da igual donde vivamos– único por su singularidad, su belleza o por los recuerdos que puede traer a nuestras mentes si alguna vez lo hemos visitado.
Curiosamente también nos ocurre a menudo, que dada la cotidianidad y nuestro ritmo de vida, pasemos por alto lo que tenemos delante de nosotros.
Lobos lo tiene todo, playas, marismas, montaña, acantilados e incluso algunas viviendas.
Si has llegado a Fuerteventura y tienes poco tiempo para recorrer toda la isla nada mejor que visitar Lobos –no es exactamente lo mismo– pero podrás disfrutar de los múltiples paisajes de su hermana mayor en un espacio mucho mas reducido.
Sea como fuere si vivimos o visitamos Fuerteventura no podemos dejar de lado a nuestra hermana menor.
Ella está ahí para regalarnos esa tranquilidad que tanto necesitamos en nuestro frenético devenir diario.
Ella está ahí para ser el escenario al que nos subimos para vivir nuevas experiencias con nuestros amigos o nuestras parejas.
Ella está ahí –sobretodo– para ser respetada y cuidada y de paso enseñarnos a cuidarnos y respetarnos a nosotros mismos, a nuestros allegados, a nuestros amigos.
Si pisas esta isla con alguien que realmente te importa, nunca olvidarás ese momento que has vivido porque para eso ella está ahí.