Este último álbum de Robe es una genialidad, o una maravilla o una,… imagínense aquí cualquier calificativo que se les ocurra y siempre se quedarán cortos.

Y ya les digo que si no quieren ejercitar la imaginación y maravillarse con la realidad no tienen mas que acudir a cualquiera de los conciertos que componen la gira de la banda.

Es ahí donde podremos disfrutar en directo como desgrana Robe los temas que componen este trabajo.

Con esa voz ahora aguardentosa, ahora rockera, melancólica o suave y llena de matices para acariciar cualquier poema de amor o desamor consigue dejarnos siempre al borde del precipicio de las emociones.

Estamos ante uno de los genios de la música de este país que –como siempre– está lejos de ser reconocido como tal.

La trayectoria de Robe es muy amplia y nos ha dejado obras maestras a cada paso de su carrera.

Inmersos como estamos en el ritmo trepidante de esta sociedad hemos de dar gracias por que haya alguien que tenga la serenidad necesaria para pararse un momento y conformar un ramillete de letras llenas de poesía y añadirle la melodía exacta para tocarnos el corazón.

Todos deberíamos ir una vez en la vida a París, a Roma, a Londres y a un concierto de Robe y estamos de suerte,… está de gira.